Cuentan que el Dios Pan
"gustaba de la música y los bailes y que su distracción favorita era ocultarse entre los árboles durante la noche para hacer frecuentes excursiones nocturnas y sorprender a los viajeros que se extraviaban en los bosques, inspirándoles un terror tal, que en lo sucesivo se llamó pánico, palabra derivada de su nombre" (…)"Este dios fue el primero que tuvo la idea de soplar en un gigantesco caracol, haciéndose su voz tan potente que hasta los Titanes huían despavoridos a refugiarse en profundas y solitarias cavernas". Un día cuando estaba a punto de alcanzar a una de sus ninfas preferidas, ésta desesperada pidió a sus compañeras que la ayudaran y en el acto quedó convertida en caña. Fue así como el desconsolado amante hizo una flauta con ella a la que arrancaba tristes y tiernas melodías… (Fernández de León, G. – 1963)
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