domingo, 17 de junio de 2007
Anécdota del día
Tras largo rato de mirar la nevera y comprobar lo que mi estado famélico ya sabía, he decidido bajar a la calle a por un gran bocata. De camino al bar he llamado a Chago por teléfono (lleva ya dos semanas en Santiago y le echo de menos). No sé qué cara he puesto después de hablar con él, que, un hombre que se cruzaba en el camino, con voz alta, me ha soltado: ¡Una mujer feliz..., da gusto encontrar una sonrisa como esa por la calle!. No era consciente de que iba alegre y sonriendo, y me he sentido feliz sabiendo que soy feliz -en algunos momentos-.
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